UNA PLAZA PARA OESTERHELD
Desde la tarde de ayer, una plaza de Puerto Madero lleva formalmente el nombre del escritor e historietista Héctor Oesterheld, desaparecido durante la dictadura militar. Tal como lo adelantó Clarín, la medida fue aprobada por unanimidad por el Concejo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires el 28 de agosto pasado. La plaza es la ubicada entre las calles Azucena Villaflor, Macacha Güemes, Intendente Giralt y Avenida de los Italianos. Durante la ceremonia en la que se impuso el nombre, la concejala María Naddeo -autora del proyecto- descubrió una placa con la leyenda "el único héroe es el héroe en grupo, nunca el héroe individual, el héroe solo". Esa frase formaba parte del prólogo escrito por Oesterheld para su obra más trascendente: El Eternauta. Al igual que sus cuatro hijas, Oesterheld desapareció en abril de 1977. Diario
"Clarín", Domingo 28 de setiembre de 1997
H. G. O.: EL VIDEO SOBRE OESTERHELD SUSANA COLOMBO "No me acuerdo del color de sus ojos, pero sí de la calidez y ei brillo de su mirada", dijo el escritor Mempo Giardinelli sobre el historietista Héctor Germán Oesterheld, nacido en 1919 y secuestrado por la dictadura militar en 1977. El humorista Rep lo recuerda "algo hosco, dificil"; Francisco Solano López -el dibujante de El Eternauta dice que era callado, pero con frecuencia "gracioso". En sus fotos, Oesterheld muestra un aire distinguido; el dibujante guionista, Ricardo Barreiro; con un estilo llano, define así el rostro: "Tenía una "jeta" que parecía que se la habían esculpido en piedra". . A través de una suerte de "historia oral", un filme documental unió los recuerdos de quienes conocieron a Oesterheld. H.G.O. (Héctor Germán Oesterheld) es un fìlme de producción independiente, "opera prima" de los cineastas Víctor Bailo y Daniel Stefanello. Requirió cincuenta horas de entrevistas, necesarias, dicen, para trabajar "sobre la fragilidad de la memoria". Todos lo entrevistados conocieron a "El Viejo" pero sus reçuerdos no son idénticos: justifican, discrepan o reprochan su inserción en el peronismo de izquierda cuando sus hijas ya militaban en Montoneros. Como el padre, dos de sus hijas y un yerno fueron asesinados; las otras dos y otro de los yernos son desaparecidos. En el filme
se cruzan el cariño, la admiración y las opiniones sobre
los trabajos y la muerte de Oesterheld. Por la cercanía y por
el dolor persistente, son particulares los relatos de la señora
Elsa Sánchez de Oesterheld: cuenta que, como padre, Oesterheld
era dado a juegos y mimos "más como un abuelo para sus
chicas" y que amaba regar las plantas del jardín de su
casa de Beccar. O se quedaba sentado, callado y quieto, rumiando hasta
volcar con rapidez sus guiones. Después,. Elsa recuerda sus
reproches de esa época: "¿Por qué llegaste
a esto; qué se te metió en la cabeza si vos no eras
así?"; le preguntaba culpándolo por la adhesión
de las hijas a la riesgosa actividad política. Oesterheld era hijo de Ferdinand Kurt, un simpatizante de la posición alemana en la Segunda Guerra. El historietista era socialista: se dïstanció de su padre. Para Héctor, Perón era un demagogo y, como la mayoría de los intelectuales, no comulgó, en el 45, con el peronismo. En el conflictivo año 55, lo llamaron de la Casa de Gobierno para que realizara un guión sobre la vida de Perón. Erá un trabajo con atractivos ingresos, en momentos en que raleaba el dinero en su casa; no lo aceptó. Una pasión
poco conocida de Oesterheld eran los cuentos infantiles -El Osito
Olvidado, Trapito, Gatito y Rococóco-, que el autor de La guerra
de los Antartes firmaba con seudónimo. Su primer cuento había
sido publicado sorpresívamente por iniciativa de un amigo en
el diario La Prensa. Tras el golpe
del 76, Oesterheld debió ocúltarse. Alguien lo descubrió
cruzando la 9 de Julio, "teñido de oscuro, con barba y
sombrero" El padre de El Eternauta fue secuestrado en La Plata
el 27 de abril de 1977 y pasó por varios campos. Fue visto
en El Vesubio por otro detenido; el médico Eduardo Arias. En
las duchas del centro clandestino de Campo de Mayo lo vio Juan Carlos
Scarpati: tenía signos de torturas y se lamentaba por la suerte
de sus hijas. Extraído del Diario "Clarin", día 7/3/1999, seccion ZONA, pag. 14
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